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Homeopatía

Escribo esta entrada porque soy una usuaria incondicional de la homeopatía, porque me he percatado de que últimamente esta rama de la medicina está siendo atacada sin motivos serios por mucha gente (profesional o no profesional) y porque me gustaría invitar a la reflexión a todos mis lectores.

Según la definición de la RAE un medicamento es una «sustancia que, administrada interior o exteriormente a un organismo animal, sirve para prevenir, curar o aliviar la enfermedad y corregir o reparar las secuelas de esta». De acuerdo.

En mi caso concreto e incluyendo a toda mi familia también (marido y dos hijos), resulta que la homeopatía y los medicamentos homeopáticos sí que nos han ayudado a curarnos y a solucionar unos problemas de salud que la medicina convencional/medicamentos alópatas no sólo que no ofrecía/n solución, sino que había/n creado otros.

Se me dice que esto es «anecdótico». Estoy de acuerdo. ES anecdótico. El tema es que el mundo está formado de «anécdotas» como la mía :). No soy la única que encuentra una respuesta positiva en la homeopatía – en realidad llegué a la homeopatía por recomendación de una amiga que ya la usaba cuando yo me quejé que la medicina convencional me había hecho daño. Sinceramente me importa poco «cómo» funciona o «por qué» funciona. Me da igual si es o no «científico». Lo que me importa, y mucho, es que FUNCIONA.

Cuando atacan la homeopatía muchos usan tres argumentos bastante estúpidos: 1. Que no funciona porque no hay ni una molécula del remedio en la dilución final. 2. Que funciona por placebo.  (en este punto hay una contradicción, o funciona, o no funciona, ni siquiera aquí se ponen de acuerdo 🙂 ). 3. Que no funciona con todo el mundo.

Voy por orden:

  1. Según parece es cierto que no hay ninguna molécula del remedio inicial. Y sin embargo funciona con muchísimos pacientes. No sé en realidad cuál es el mecanismo. Es probable que la teoría de la memoria del agua tenga algo de cierto. Pero en realidad no sé cuál es la explicación. Sólo sé que funciona.
  2. No, no es placebo, por supuesto. Si el efecto placebo fuera tan extraordinario y seguro en el 100% de los casos, pues ya estaríamos curados TODOS de todos los problemas de salud que padecemos, incluidas enfermedades incurables.
    De hecho, a mí ya no me habría hecho falta llegar a la homeopatía nunca, porque con el efecto placebo ya habría estado curada usando la medicina convencional. Además, ojo, ¡la industria farmacéutica se pondría las botas fabricando píldoras de excipientes baratos vendiéndolos como «remedios eficaces» basándose en el efecto placebo!
    El argumento del efecto placebo es muy infantil y muy fácil de desmantelar. Mucha gente lo usa y no se da cuenta que si esto fuera verdad TODAS las terapias del mundo serían la bomba, porque estarían siempre ayudadas por dicho efecto con pocos ingredientes y dinero. Sabemos que no es así. Hay estudios doble ciego con grupos que toman remedios alópatas y otros que toman placebo, y claramente los que toman los remedios reaccionan. Es decir, el placebo, por mucho que queramos, no funciona tal cómo nos quieren convencer.
  1. Es cierto también. La homeopatía no funciona con todo el mundo. ¿Y…? ¿Acaso la medicina convencional funciona con todo el mundo? ¿En serio, gente, este es un argumento en contra de la homeopatía? 🙂 No podemos criticar una rama de medicina no-convencional acusándola de defectos que son idénticos con los que tiene la medicina convencional. Se me antoja algo hipócrita, vamos, y hasta ridículo.

En relación a algunos comentarios de que los medicamentos homeopáticos no tienen que demostrar que «curan» y que los otros sí, esto no es verdad. En primer lugar que no todos los medicamentos alópatas tienen períodos de prueba fiables y suficientemente amplios para saber no sólo si curan, sino al menos que no tengan efectos secundarios negativos a corto y a largo plazo. Hay muchos medicamentos que han salido a la venta después de períodos ridículamente cortos de prueba.

Con la homeopatía es que no existe este problema. Primero, los remedios homeopáticos se llevan usando como 200 años o más. Segundo, está comprobado, no hacen daño. En el peor de los casos, si el profesional se ha equivocado de remedio, simplemente no hace efecto ninguno. Pero jamás he oído de alguien que se haya muerto o haya padecido de algún efecto secundario negativo por culpa de algún remedio homeopático. Nunca. No hay casos, que yo sepa.

Sabemos que el principio de base de la medicina es «primum non nocere», ¿no? No sé dónde queda flotando este principio en la medicina convencional porque, aparte de los casos obvios de operaciones complicadas de urgencia y tecnologías médicas bio-mecánicas (bypass, terapias con corrientes eléctricos, o láser, análisis de sangre, otro tipo de pruebas basadas en la tecnología, sustituciones/trasplantes de órganos, rellenos y prótesis, reparaciones físicas del cuerpo, etc) donde claramente la medicina está en su mejor momento, todo lo demás sencillamente NO FUNCIONA en muchísimos casos.

¿O por qué se creen algunos que hay tantas y tantas personas que buscan alternativas?? ¿Acaso porque les ha ido bien con la medicina convencional? ¿O sea, hay de verdad personas que se creen que algunos de nosotros somos tan tontos que nos va de maravilla con la medicina convencional, pero por idiotas vamos a probar con una «alternativa no científica»? ¿En serio?

No tiene mucha lógica, ¿verdad? 🙂

Cuando alguien está contento con algo – sea lo que sea – raras veces deja aquello para buscar alternativas. Buscamos cuando no estamos contentos, cuando tenemos problemas y queremos soluciones, cuando queremos algo mejor.

Muchos hablan de ventas y nichos de mercado que la homeopatía quiere acaparar, pero en realidad no tocan el problema de fondo: que la medicina convencional no ofrece lo que muchos de nosotros buscamos, soluciones para nuestros problemas de salud en concreto. Porque no puede, sencillamente no puede.

Nuestros cuerpos pasan continuamente por desajustes, sobre todo a partir de cierta edad, es imposible que la medicina convencional pueda con todo, entre otras cosas porque poco le importa. Porque, ya que hablamos de ventas y nichos de mercado, creo que habría que apuntar mejor hacia la medicina convencional que sí que hace publicidad a punta pala; además la industria farmacéutica alópata paga la gran mayoría de los estudios, laboratorios, médicos, escuelas de formación y facultades de medicina. El grado de influencia de la industria farmacéutica alópata sobre investigaciones médicas e informes médicos (en ambos medios de comunicación, el médico y el público) es en este momento enorme. Marcia Angell, doctor en medicina y ex-editora de New England Journal of Medicine, ha documentado muy bien cómo las compañías de medicamentos alópatas influyen la investigación médica, las recetas y los informes médicos en su libro «The Truth About The Drug Companies: How They Deceive US and What To Do About It» (Random House, 2004).

Y sí, voy a dar un ejemplo concreto bastante conocido ya: las estatinas. Los efectos secundarios de este medicamento para bajar el colesterol son de órdago y ya de sobra conocidos en este momento – aún así se siguen recetando a millones de pacientes anualmente. Recuerden, hablamos de un medicamento «científico» y «probado». Según parece no han probado en su momento los efectos secundarios tan dañinos que producen a corto, medio y largo plazo: debilidad en los músculos, dolor y cansancio, daños cerebrales y en el sistema nervioso, enfermedades coronarias y fallos cardíacos, daños en el hígado, problemas psiquiátricos incluyendo depresión, y cáncer. Ha hecho falta que millones de pacientes sufran más sus efectos secundarios dañinos que el propio nivel de colesterol tratado para que haya ya ahora un montón de evidencia y estudios sobre estos daños.

Otro ejemplo: el Aricept de Pfizer. No sirve para nada. Se receta para el Alzheimer, pero es totalmente ineficiente, a pesar de que Pfizer lo niega vehementemente. Se les podría ofrecer a los pacientes aspirina y tendría el mismo efecto que el Aricept.

Igual que las estatinas o Aricept hay cientos o miles de fármacos alópatas en el mercado que son igual de ineficientes o peligrosos (aquí sí que hablamos de peligrosidad real viendo los daños que producen algunos y no son pocos) que son muy «científicos» (probablemente), pero no suficientemente «probados», ni muy eficaces.

A la  vista del panorama sinceramente no entiendo que se apunte hacia la homeopatía como algo «no científico, peligroso, no estudiado y no probado», cuando en la medicina convencional (por muy «científica» que sea) tenemos más o menos los mismos porcentajes de fallos y MUCHÍSIMOS más casos de empeoramiento de problemas de salud o enfermedades.

Hay que recordar que la gente acude a otro tipo de medicinas porque la convencional NO OFRECE SOLUCIONES a sus problemas o los empeora de forma brutal.

También hay que recordar que, en realidad, ninguna medicina de las existentes puede curarlo todo. De hecho, me parecería una actitud mucho más constructiva, eficiente y de verdad cuidadosa y responsable para con los ciudadanos/pacientes, si todas las ramas de la medicina, sean la alópata, homeópata, china, ayurvedica, naturista, osteópata, masajista, acupunturista, nutricionista etc. estarían colaborando para remitir de un profesional a otro los casos que no se pueden resolver desde cierto sector médico o para colaborar cuando hacen falta los conocimientos de varios sectores médicos para solucionar/curar/estudiar una enfermedad.

Las campañas de desprestigiar la homeopatía me parecen un juego de poder absurdo que no lleva a nada; el clásico juego sucio de luchar por nichos de mercado calumniando las alternativas. Intereses económicos y de poder. En realidad a nadie de los que desprestigian la homeopatía le importa el bienestar real de los que la usamos; ni se molestan en preguntar o interesarse por qué muchos la usamos. Dan por sentado que somos «idiotas» o «simples» y que funcionamos por placebo, pero se olvidan que muchos llegamos a la homeopatía reventados después de AÑOS de intentar solucionar nuestros problemas de salud con la medicina alópata. AÑOS.

No se puede negar que, a pesar de que ni se sabe cómo, ni es «científica», la homeopatía funciona. FUNCIONA. Repito, me da igual el por qué, o el cómo. Me interesan los resultados. No necesito pruebas «científicas». Después de 20 años de usar la medicina homeopática, en mi caso concreto, ya tengo todas las pruebas necesarias desde mi punto de vista, y como yo, hay muchos más en la misma situación. Sabemos desde hace milenios, por ejemplo, que algunas hierbas o alimentos pueden curar o mejorar muchas enfermedades. Hasta hace poco nadie sabía por qué y cómo actuaban, sin embargo, la evidencia del resultado era suficiente. Lo mismo ocurre con la homeopatía.

Evidentemente nadie de los que usamos la homeopatía somos tan incultos o simples como para usar remedios homeopáticos en casos obvios como fracturas de huesos, operaciones de fibromas o quistes, u otro tipo de traumatismos/problemas de salud que necesitan otro tipo de intervenciones y terapias.

Pero que la homeopatía da buenos resultados en las diabetes (el caso de mi marido), enfermedades crónicas (el caso de mi hija), alergias (mi caso), condiciones específicas femeninas como embarazo, parto, lactancia y menopausia (también mi caso y muchos otros en mi entorno), insomnio (mi caso también), fibromialgia o asma (amigos de mi entorno) es innegable y la mejora es hasta espectacular en muchos casos.

Y unas preguntas que no dejan de rondarme: ¿qué les importa a los que no creen en la homeopatía que hay muchos que sí creen en ella y la usan? ¿Acaso les obliga alguien a ellos a usar los remedios homeopáticos? ¿Qué les molesta tanto que haya un grupo relativamente grande de gente que se cura con ella (funcione como funcione)? No acabo de entender estos ataques – algunos bastante furibundos o despreciativos – de los pro-alopatía hacia la homeopatía, ya que ninguno de los atacantes se ve afectado en absoluto por las decisiones médicas personales que tomamos los pro-homeopatía.

He visto a lo largo de los años verdaderos escándalos y salidas de tono – bastante vergonzosos algunos, por cierto, y otros muy agresivos – montados por los pro-alopatía. No acabo de entender su agresividad, ya que nadie, NADIE, les obliga a usar la homeopatía, y lo que hacen los demás con su propio cuerpo y salud no les concierne en absoluto.

A mí no se me ocurriría montar un blog o una página web o lo que sea, para «denunciar» lo que yo creo que es «un engaño» de lo que sea, a no ser que me afecte de forma directa. Me afecta mucho más la medicina alópata, la tengo en todos los anuncios TV, en todas las farmacias, todos los médicos de la seguridad social la usan (con poco éxito, por desgracia, según he podido comprobar, o incluso produciendo daños reales a algunos de los pacientes), y su eficacia es más que dudosa y con muchos daños colaterales. Y sin embargo ni se me ocurre ponerme a decir nada; en primer lugar porque sé que a algunos, a pesar de los problemas, los ayuda de verdad; en el segundo porque precisamente yo casi no la uso y llevo así 52 años. ¿Qué sentido tiene ponerme a denunciarla? El uso que otros hacen de la medicina alópata a mí no me afecta.

Respeto a los que la usan, aunque para mí tiene muy pocos beneficios y bastante poco de ciencia. Porque «lo científico» es un engaño. Lo que sabemos hoy, mañana ya no es válido porque se descubren nuevas cosas, se montan nuevas teorías, se investigan nuevos conceptos y el punto de vista cambia radicalmente en algunos casos. La ciencia es muy muy poco fiable y cambiante desde este punto de vista y hay que ser consciente de ello. Lo que hoy se alaba como el «mejor medicamento» para ciertas dolencias, mañana será prohibido o dejado en el olvido por nuevos descubrimientos «científicos».

Así que… de verdad, ojalá la gente dejara de dar la murga con los ataques a cosas que no usa, y se preocupara más por las que sí usa. Si todos estos detractores de la medicina homeopática usaran esta energía y todo el tiempo empleado para mejorar la medicina alópata quizá otro gallo cantaría.
Salvadores de patria no, por favor. El síndrome de mesías puede parecer «eficiente» a primera vista, pero sólo es un trastorno más. Gente que no es capaz de cuidarse a sí misma y sus propias decisiones, se pone a atacar las decisiones y las vidas de los demás.

Como dice el dicho, «ocúpate de ti mismo, que de mí me ocupo yo». Tan fácil :). Yo elijo, bajo mi responsabilidad, como muchos muchos otros en este planeta, usar conscientemente la homeopatía. Otros deciden, con igual responsabilidad y consciencia, usar la medicina alópata. Paz y salud para todos. Lo importante es estar todos sanos y contentos. Yo lo estoy. Y mucha gente como yo también. Esto es lo que importa.