Responsabilidad personal y control ajeno

Sé que no suena «ortodoxo» lo que diré ahora, pero a raíz de una conversación con Laia Simón Martín me puse a pensar en el control que queremos ejercer los adultos sobre los niños hasta en cosas que no deberíamos controlar nosotros. Es decir, somos responsables de su crianza, bienestar y educación, pero esto no significa que tenemos que decidir en SU lugar TODO, sino consensuar con ellos, observar qué les gusta, seguirles la onda, dejarles tomar responsabilidades desde que se muestran deseosos de hacerlo en función de su nivel de madurez.
Tampoco es tan difícil. En realidad dejarles de forma paulatina la responsabilidad de sus propia educación es el camino más fácil y con menos esfuerzo para todos. La naturaleza o el ADN nos lo pone mucho más fácil de lo que creemos. Porque el ser humano está diseñado a aprender copiando e imitando, y nace libre de prejuicios, de convencionalismos o deseos de controlar a terceros, él lo único que quiere es controlar su propio desarrollo, este es el programa incrustado en nuestros genes, venimos de «fábrica» así. Este programa hay que dejarlo desarrollarse; permitirle al niño decidir y elegir le ayuda a madurar y a perfeccionar su propio sentido de disciplina y organización, de autonomía e independencia.
Porque posibilitar el despliegue de la responsabilidad nos aligera a nosotros, los adultos, poco a poco, y no nos obliga a cargar con problemas «ajenos» aunque se trate de nuestros hijos, en este caso.
Cada uno debería ser responsable de su propia vida y sus elecciones, con algunas excepciones (cuando se trata de niños muy pequeños que todavía no tienen un criterio por falta de experiencias vitales básicas).

Arqueología de las emociones

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Se debería ya inventar una disciplina, la arqueología de las emociones. O la emoarqueología.

La emoarqueología tiene lugar cuando empiezas a ser consciente de que debajo de la aparente serenidad, calma o alegría de ti mismo yacen tesoros emocionales que necesitan salir a la superficie para que no se estropeen y bloqueen otros procesos generando así enfermedades o problemas de otro tipo.
Yo estoy de arqueóloga de mis propias emociones desde hace unos años cuando tuve que reconocer, a pesar de mí misma, que tenía cosas pendientes debajo de capas y capas de sonrisa.
Ahora, cada vez que descubro algo, intento sacarlo a la luz, maravillarme con ello, dejarlo fluir y resolverlo de esta forma.
Cuesta. Y no siempre funciona. O no siempre funciona a la primera. Pero ahí sigo, qué voy a hacer…

Al final hasta me gusta, me estoy redescubriendo a mí misma. La mejor receta para ser creativo y no estancarse y no aburrirse es explorar y volver a explorar la casa emocional de uno mismo – encima es sano.

¿Qué más podemos pedir?

Homeopatía

Escribo esta entrada porque soy una usuaria incondicional de la homeopatía, porque me he percatado de que últimamente esta rama de la medicina está siendo atacada sin motivos serios por mucha gente (profesional o no profesional) y porque me gustaría invitar a la reflexión a todos mis lectores.

Según la definición de la RAE un medicamento es una «sustancia que, administrada interior o exteriormente a un organismo animal, sirve para prevenir, curar o aliviar la enfermedad y corregir o reparar las secuelas de esta». De acuerdo.

En mi caso concreto e incluyendo a toda mi familia también (marido y dos hijos), resulta que la homeopatía y los medicamentos homeopáticos sí que nos han ayudado a curarnos y a solucionar unos problemas de salud que la medicina convencional/medicamentos alópatas no sólo que no ofrecía/n solución, sino que había/n creado otros.

Se me dice que esto es «anecdótico». Estoy de acuerdo. ES anecdótico. El tema es que el mundo está formado de «anécdotas» como la mía :). No soy la única que encuentra una respuesta positiva en la homeopatía – en realidad llegué a la homeopatía por recomendación de una amiga que ya la usaba cuando yo me quejé que la medicina convencional me había hecho daño. Sinceramente me importa poco «cómo» funciona o «por qué» funciona. Me da igual si es o no «científico». Lo que me importa, y mucho, es que FUNCIONA.

Cuando atacan la homeopatía muchos usan tres argumentos bastante estúpidos: 1. Que no funciona porque no hay ni una molécula del remedio en la dilución final. 2. Que funciona por placebo.  (en este punto hay una contradicción, o funciona, o no funciona, ni siquiera aquí se ponen de acuerdo 🙂 ). 3. Que no funciona con todo el mundo.

Voy por orden:

  1. Según parece es cierto que no hay ninguna molécula del remedio inicial. Y sin embargo funciona con muchísimos pacientes. No sé en realidad cuál es el mecanismo. Es probable que la teoría de la memoria del agua tenga algo de cierto. Pero en realidad no sé cuál es la explicación. Sólo sé que funciona.
  2. No, no es placebo, por supuesto. Si el efecto placebo fuera tan extraordinario y seguro en el 100% de los casos, pues ya estaríamos curados TODOS de todos los problemas de salud que padecemos, incluidas enfermedades incurables.
    De hecho, a mí ya no me habría hecho falta llegar a la homeopatía nunca, porque con el efecto placebo ya habría estado curada usando la medicina convencional. Además, ojo, ¡la industria farmacéutica se pondría las botas fabricando píldoras de excipientes baratos vendiéndolos como «remedios eficaces» basándose en el efecto placebo!
    El argumento del efecto placebo es muy infantil y muy fácil de desmantelar. Mucha gente lo usa y no se da cuenta que si esto fuera verdad TODAS las terapias del mundo serían la bomba, porque estarían siempre ayudadas por dicho efecto con pocos ingredientes y dinero. Sabemos que no es así. Hay estudios doble ciego con grupos que toman remedios alópatas y otros que toman placebo, y claramente los que toman los remedios reaccionan. Es decir, el placebo, por mucho que queramos, no funciona tal cómo nos quieren convencer.
  1. Es cierto también. La homeopatía no funciona con todo el mundo. ¿Y…? ¿Acaso la medicina convencional funciona con todo el mundo? ¿En serio, gente, este es un argumento en contra de la homeopatía? 🙂 No podemos criticar una rama de medicina no-convencional acusándola de defectos que son idénticos con los que tiene la medicina convencional. Se me antoja algo hipócrita, vamos, y hasta ridículo.

En relación a algunos comentarios de que los medicamentos homeopáticos no tienen que demostrar que «curan» y que los otros sí, esto no es verdad. En primer lugar que no todos los medicamentos alópatas tienen períodos de prueba fiables y suficientemente amplios para saber no sólo si curan, sino al menos que no tengan efectos secundarios negativos a corto y a largo plazo. Hay muchos medicamentos que han salido a la venta después de períodos ridículamente cortos de prueba.

Con la homeopatía es que no existe este problema. Primero, los remedios homeopáticos se llevan usando como 200 años o más. Segundo, está comprobado, no hacen daño. En el peor de los casos, si el profesional se ha equivocado de remedio, simplemente no hace efecto ninguno. Pero jamás he oído de alguien que se haya muerto o haya padecido de algún efecto secundario negativo por culpa de algún remedio homeopático. Nunca. No hay casos, que yo sepa.

Sabemos que el principio de base de la medicina es «primum non nocere», ¿no? No sé dónde queda flotando este principio en la medicina convencional porque, aparte de los casos obvios de operaciones complicadas de urgencia y tecnologías médicas bio-mecánicas (bypass, terapias con corrientes eléctricos, o láser, análisis de sangre, otro tipo de pruebas basadas en la tecnología, sustituciones/trasplantes de órganos, rellenos y prótesis, reparaciones físicas del cuerpo, etc) donde claramente la medicina está en su mejor momento, todo lo demás sencillamente NO FUNCIONA en muchísimos casos.

¿O por qué se creen algunos que hay tantas y tantas personas que buscan alternativas?? ¿Acaso porque les ha ido bien con la medicina convencional? ¿O sea, hay de verdad personas que se creen que algunos de nosotros somos tan tontos que nos va de maravilla con la medicina convencional, pero por idiotas vamos a probar con una «alternativa no científica»? ¿En serio?

No tiene mucha lógica, ¿verdad? 🙂

Cuando alguien está contento con algo – sea lo que sea – raras veces deja aquello para buscar alternativas. Buscamos cuando no estamos contentos, cuando tenemos problemas y queremos soluciones, cuando queremos algo mejor.

Muchos hablan de ventas y nichos de mercado que la homeopatía quiere acaparar, pero en realidad no tocan el problema de fondo: que la medicina convencional no ofrece lo que muchos de nosotros buscamos, soluciones para nuestros problemas de salud en concreto. Porque no puede, sencillamente no puede.

Nuestros cuerpos pasan continuamente por desajustes, sobre todo a partir de cierta edad, es imposible que la medicina convencional pueda con todo, entre otras cosas porque poco le importa. Porque, ya que hablamos de ventas y nichos de mercado, creo que habría que apuntar mejor hacia la medicina convencional que sí que hace publicidad a punta pala; además la industria farmacéutica alópata paga la gran mayoría de los estudios, laboratorios, médicos, escuelas de formación y facultades de medicina. El grado de influencia de la industria farmacéutica alópata sobre investigaciones médicas e informes médicos (en ambos medios de comunicación, el médico y el público) es en este momento enorme. Marcia Angell, doctor en medicina y ex-editora de New England Journal of Medicine, ha documentado muy bien cómo las compañías de medicamentos alópatas influyen la investigación médica, las recetas y los informes médicos en su libro «The Truth About The Drug Companies: How They Deceive US and What To Do About It» (Random House, 2004).

Y sí, voy a dar un ejemplo concreto bastante conocido ya: las estatinas. Los efectos secundarios de este medicamento para bajar el colesterol son de órdago y ya de sobra conocidos en este momento – aún así se siguen recetando a millones de pacientes anualmente. Recuerden, hablamos de un medicamento «científico» y «probado». Según parece no han probado en su momento los efectos secundarios tan dañinos que producen a corto, medio y largo plazo: debilidad en los músculos, dolor y cansancio, daños cerebrales y en el sistema nervioso, enfermedades coronarias y fallos cardíacos, daños en el hígado, problemas psiquiátricos incluyendo depresión, y cáncer. Ha hecho falta que millones de pacientes sufran más sus efectos secundarios dañinos que el propio nivel de colesterol tratado para que haya ya ahora un montón de evidencia y estudios sobre estos daños.

Otro ejemplo: el Aricept de Pfizer. No sirve para nada. Se receta para el Alzheimer, pero es totalmente ineficiente, a pesar de que Pfizer lo niega vehementemente. Se les podría ofrecer a los pacientes aspirina y tendría el mismo efecto que el Aricept.

Igual que las estatinas o Aricept hay cientos o miles de fármacos alópatas en el mercado que son igual de ineficientes o peligrosos (aquí sí que hablamos de peligrosidad real viendo los daños que producen algunos y no son pocos) que son muy «científicos» (probablemente), pero no suficientemente «probados», ni muy eficaces.

A la  vista del panorama sinceramente no entiendo que se apunte hacia la homeopatía como algo «no científico, peligroso, no estudiado y no probado», cuando en la medicina convencional (por muy «científica» que sea) tenemos más o menos los mismos porcentajes de fallos y MUCHÍSIMOS más casos de empeoramiento de problemas de salud o enfermedades.

Hay que recordar que la gente acude a otro tipo de medicinas porque la convencional NO OFRECE SOLUCIONES a sus problemas o los empeora de forma brutal.

También hay que recordar que, en realidad, ninguna medicina de las existentes puede curarlo todo. De hecho, me parecería una actitud mucho más constructiva, eficiente y de verdad cuidadosa y responsable para con los ciudadanos/pacientes, si todas las ramas de la medicina, sean la alópata, homeópata, china, ayurvedica, naturista, osteópata, masajista, acupunturista, nutricionista etc. estarían colaborando para remitir de un profesional a otro los casos que no se pueden resolver desde cierto sector médico o para colaborar cuando hacen falta los conocimientos de varios sectores médicos para solucionar/curar/estudiar una enfermedad.

Las campañas de desprestigiar la homeopatía me parecen un juego de poder absurdo que no lleva a nada; el clásico juego sucio de luchar por nichos de mercado calumniando las alternativas. Intereses económicos y de poder. En realidad a nadie de los que desprestigian la homeopatía le importa el bienestar real de los que la usamos; ni se molestan en preguntar o interesarse por qué muchos la usamos. Dan por sentado que somos «idiotas» o «simples» y que funcionamos por placebo, pero se olvidan que muchos llegamos a la homeopatía reventados después de AÑOS de intentar solucionar nuestros problemas de salud con la medicina alópata. AÑOS.

No se puede negar que, a pesar de que ni se sabe cómo, ni es «científica», la homeopatía funciona. FUNCIONA. Repito, me da igual el por qué, o el cómo. Me interesan los resultados. No necesito pruebas «científicas». Después de 20 años de usar la medicina homeopática, en mi caso concreto, ya tengo todas las pruebas necesarias desde mi punto de vista, y como yo, hay muchos más en la misma situación. Sabemos desde hace milenios, por ejemplo, que algunas hierbas o alimentos pueden curar o mejorar muchas enfermedades. Hasta hace poco nadie sabía por qué y cómo actuaban, sin embargo, la evidencia del resultado era suficiente. Lo mismo ocurre con la homeopatía.

Evidentemente nadie de los que usamos la homeopatía somos tan incultos o simples como para usar remedios homeopáticos en casos obvios como fracturas de huesos, operaciones de fibromas o quistes, u otro tipo de traumatismos/problemas de salud que necesitan otro tipo de intervenciones y terapias.

Pero que la homeopatía da buenos resultados en las diabetes (el caso de mi marido), enfermedades crónicas (el caso de mi hija), alergias (mi caso), condiciones específicas femeninas como embarazo, parto, lactancia y menopausia (también mi caso y muchos otros en mi entorno), insomnio (mi caso también), fibromialgia o asma (amigos de mi entorno) es innegable y la mejora es hasta espectacular en muchos casos.

Y unas preguntas que no dejan de rondarme: ¿qué les importa a los que no creen en la homeopatía que hay muchos que sí creen en ella y la usan? ¿Acaso les obliga alguien a ellos a usar los remedios homeopáticos? ¿Qué les molesta tanto que haya un grupo relativamente grande de gente que se cura con ella (funcione como funcione)? No acabo de entender estos ataques – algunos bastante furibundos o despreciativos – de los pro-alopatía hacia la homeopatía, ya que ninguno de los atacantes se ve afectado en absoluto por las decisiones médicas personales que tomamos los pro-homeopatía.

He visto a lo largo de los años verdaderos escándalos y salidas de tono – bastante vergonzosos algunos, por cierto, y otros muy agresivos – montados por los pro-alopatía. No acabo de entender su agresividad, ya que nadie, NADIE, les obliga a usar la homeopatía, y lo que hacen los demás con su propio cuerpo y salud no les concierne en absoluto.

A mí no se me ocurriría montar un blog o una página web o lo que sea, para «denunciar» lo que yo creo que es «un engaño» de lo que sea, a no ser que me afecte de forma directa. Me afecta mucho más la medicina alópata, la tengo en todos los anuncios TV, en todas las farmacias, todos los médicos de la seguridad social la usan (con poco éxito, por desgracia, según he podido comprobar, o incluso produciendo daños reales a algunos de los pacientes), y su eficacia es más que dudosa y con muchos daños colaterales. Y sin embargo ni se me ocurre ponerme a decir nada; en primer lugar porque sé que a algunos, a pesar de los problemas, los ayuda de verdad; en el segundo porque precisamente yo casi no la uso y llevo así 52 años. ¿Qué sentido tiene ponerme a denunciarla? El uso que otros hacen de la medicina alópata a mí no me afecta.

Respeto a los que la usan, aunque para mí tiene muy pocos beneficios y bastante poco de ciencia. Porque «lo científico» es un engaño. Lo que sabemos hoy, mañana ya no es válido porque se descubren nuevas cosas, se montan nuevas teorías, se investigan nuevos conceptos y el punto de vista cambia radicalmente en algunos casos. La ciencia es muy muy poco fiable y cambiante desde este punto de vista y hay que ser consciente de ello. Lo que hoy se alaba como el «mejor medicamento» para ciertas dolencias, mañana será prohibido o dejado en el olvido por nuevos descubrimientos «científicos».

Así que… de verdad, ojalá la gente dejara de dar la murga con los ataques a cosas que no usa, y se preocupara más por las que sí usa. Si todos estos detractores de la medicina homeopática usaran esta energía y todo el tiempo empleado para mejorar la medicina alópata quizá otro gallo cantaría.
Salvadores de patria no, por favor. El síndrome de mesías puede parecer «eficiente» a primera vista, pero sólo es un trastorno más. Gente que no es capaz de cuidarse a sí misma y sus propias decisiones, se pone a atacar las decisiones y las vidas de los demás.

Como dice el dicho, «ocúpate de ti mismo, que de mí me ocupo yo». Tan fácil :). Yo elijo, bajo mi responsabilidad, como muchos muchos otros en este planeta, usar conscientemente la homeopatía. Otros deciden, con igual responsabilidad y consciencia, usar la medicina alópata. Paz y salud para todos. Lo importante es estar todos sanos y contentos. Yo lo estoy. Y mucha gente como yo también. Esto es lo que importa.

Crianza corporal

 

Robo este término de un artículo de mi admirada Ileana Medina Hernández que ha lo acuñado  hace ya siete años. Yo lo descubrí ahora al leer por vez primera su artículo a raíz de los conflictos con «feministas» que no apoyan lo femenino.

Cierto, «crianza corporal» es un término muy muy acertado. Además, viendo el video de la canción – preciosa – pensé una vez más que si los bebés no necesitaran los cuerpos y cuidados de las madres – nacen de dentro de los cuerpos de las madres, están allí dentro tanto tiempo bien cuidaditos de forma perfecta, y lo siguen necesitando también estando fuera – eclosionarían solos de los huevos enterrados en las playas como las crías de tortugas marinas.
Crianza corporal para los bebés humanos. La necesitan. Somos mamíferos, no tortugas marinas, no insectos.

Sin embargo hay mucha gente que defiende la idea de no obligar a ninguna madre a hacer crianza corporal – lo cual comprende parir de forma natural, dar de mamar, tener contacto corporal casi continuo en los primeros meses y colechar.
Desde mi punto de vista no tiene mucha coherencia querer ser madre, pero no querer ofrecer tu cuerpo en la crianza, ya que la maternidad implica por defecto que tu cuerpo cobije un ser humano. Nos han vendido la idea de que ofrecer nuestro cuerpo significa «falta de libertad» o «ser esclava de los bebés» cuando ya de entrada quedarte embarazada supone que ya usas tu cuerpo para permitir el crecimiento de un ser vivo.
Yo no viví así mi maternidad. Partiendo de la base primordial que quise ser madre y tener unos hijos que formen parte de mi vida y que formaron parte de mi cuerpo durante nueve meses, partiendo de este deseo, cualquier otra decisión posterior referente a la maternidad que tomé estuvo en concordancia con este deseo inicial. Es decir, quise que mis hijos me cambiaran la vida, quise que formaran parte de ella continuamente, quise alegrarme de ellos y disfrutar con su presencia, quise hacerles el hueco en mi vida. Por lo tanto acepté de entrada que unos seres humanos en crecimiento van a depender de mí de forma casi total los primeros años de sus vidas.
De otra forma, ¿qué sentido tenía ser madre y tener unos hijos a los que luego no me interesa atender porque quiero ser «libre» y seguir con mi vida anterior de mujer sin hijos?
¿Qué sentido tiene tener hijos para que luego duerman solos en una habitación separada mientras yo duermo acompañada por otro adulto?
¿Qué sentido tiene tener hijos y no alimentarles con la leche producida por mi cuerpo, igual que otros mamíferos e igual que ocurrió durante el embarazo cuando todo el alimento y óxigeno necesario para su supervivencia lo proveía también mi cuerpo?
¿Qué sentido tiene tener hijos y no estar presente en su crianza, en su educación, en su crecimiento?
De hecho, ¿qué sentido tiene tener hijos para luego complicarte tanto la vida en tu intento de fingir que tu vida es igual que sin tenerlos? ¿O tenerlos para luego delegar todo lo relacionado a su crianza en terceros, sean abuelos, tecnología, niñeras o instituciones?
Ninguno. Tener hijos y pretender que nada ha cambiado en tu vida y no querer atenderlos porque «pa’ eso hay otras personas y tecnologías» es como tener un perro y no querer ocuparte de él, o tener una casa en la que no vives porque no quieres ensuciarla y se ocupan otros de ella, o pedir una comida y no comerla porque engorda.
No acabo de verlo, y por mucho o muy despacito que me lo expliquen sigo sin verlo.
Y luego está también el lado práctico (en lo personal) y el ecológico (en lo global).
¿Qué sentido tiene usar tanta tecnología, niñeras, alimentos procesados e instituciones – con el gasto enorme que ello conlleva, no sólo económico, sino también de energías de todo tipo? Si tener un niño implica remover tantos artilugios y gastar tantas energías no renovables, tanta pérdida de tiempo,  sinceramente ¿no es mejor no tenerlo???
La lactancia, que tanto revuelo montó estos días en algunas redes sociales, la menciono aparte por los grandes beneficios que supone para la madre, el bebé y el planeta.
Lo interesante es que aún sabiéndose los beneficios antes mencionados hay profesionales que equiparan lactancia artificial con la natural, como si se pudiesen siquiera comparar. La información que dan no corresponde a la realidad al final y no hace hincapié sobre la gran importancia que tiene la lactancia materna en la salud.
No es cuestión de obligar, ni de convencer, es cuestión de educar a la sociedad y de dignificar la lactancia materna. Porque al fin y al cabo, si hay mujeres que hoy en día, sabiéndose TODO lo que se sabe sobre la magia de la leche materna, todavía se sienten como «vacas lecheras» y se autodesprecian por tener este don único, es porque en la sociedad actual no se le presta la atención adecuada y no se acepta como primordial la lactancia natural materna. Parece como que amamantar tiene menos prestigio que usar leche procesada y manipulada de otros mamíferos, transformada en polvo y mezclada con agua, y todo esto metido en botellas de plástico con un pico de goma que imita más o menos el pezón de una teta.
Ofrecer la imitación en vez de lo real no me parece a mí lo más prestigioso que podemos hacer como madres, sinceramente. Tener hijos para no ofrecele lo mejor que tienes de ti misma da un poco pena.  Y no es cuestión de que nadie se sienta culpable por ello, sino de tomar consciencia de la gravedad y de las consecuencias de estas decisiones y de la falta de información y pedir información, buscarla, empaparse con todo lo relacionado con la lactancia y sólo después decidir de verdad.
La leche artificial ha reemplazado en muchos casos la leche materna de verdad.
Menos en los países donde hay extrema pobreza, no hay acceso a agua potable, y hay condiciones precarias de vida. Allí sí que recomiendan lactancia natural materna sí o sí. No obligan, pero advierten de los peligros que hay si no se practica.
Y me llama la atención que la lactancia natural sirva como método de alimentación segura, como escudo de salud en condiciones precarias. Es decir, la hace más preciosa aún y más válida si es posible, si funciona hasta en condiciones de pobreza y reduce de forma radical la subnutrición, la enfermedad y la muerte.
Me resulta curioso que se usa casi como una cura en estos casos mientras que la lactancia artificial no está recomendada. Porque de hecho la lactancia natural es más todoterreno – aparte de gratis – y más sana.

Además es una pena que no se piense en el derecho de los bebés a recibir una alimentación de calidad y que no se les informe a las madres sobre ello, y que no se considere desde la sociedad misma la lactancia como la mejor alimentación posible para un bebé humano.

Ojalá encontremos entre todos la mejor solución para que todas las mujeres tengan acceso a información veraz, para que amen su cuerpo de mamíferas y deseen dar de mamar y no les parezca que son vacas lecheras, sino diosas con poderes mágicos que alimentan de forma milagrosa a sus bebés.

Gracias, Ileana.

Dejo aquí varios enlaces en inglés sobre las ventajas del parto natural vaginal y la composición y las ventajas de la leche materna, las implicaciones que tiene para la salud futura del bebé y por qué es bueno amamantar desde la primera hora hasta al menos 6 meses después.

[1] https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc…

[2] Delivery mode shapes the acquisition and structure of the initial microbiota across multiple body habitats in newborns.

[3] Delivery mode shapes the acquisition and structure of the initial microbiota across multiple body habitats in newborns.

[4] Characterization of the diversity and temporal stability of bacterial communities in human milk.

[5] Human milk oligosaccharides: prebiotics and beyond.

 

Feminismo

Estos días estamos alborotadas, muchas de mis amigas y yo, en Facebook. Una «periodista» ha escrito en un periódico digital de corte feminista unos textos – ella los llama «artículos», pero no tienen ni la calidad, ni el contenido de lo que debería ser un artículo de verdad – donde acusa e insulta directamente a las mujeres que, según ella, NO son madres como ella juzga que deben ser.

¿Curioso, no? La contradicción no podía ser mayor. Hablamos de un periódico feminista y de una colaboradora que pone a parir a las mujeres que no entran en su imagen machista limitada – muy limitada – de ideal materno patriarcal. Es decir, una madre que castigue, sí, señoras, al bebé, que sepa él que «su madre no está allí para su disposición», no sea que crezca sintiéndose querido, respetado y, sobre todo, escuchado en cualquier momento. No, señoras, que sepa desde el principio que él es un objeto, que tiene que estarse quieto en un rincón hasta que la adulta se digne en ocuparse de él y que no moleste en absoluto a los adultos que deben cuidarlo.
Genial. De un plumazo borra del panorama todas las investigaciones recientes sobre desarrollo infantil, sobre neurociencia, psicología pre y perinatal, la maternidad con apego que la humanidad lleva practicando desde hace millones de años, sobre lactancia natural y las bondades de la misma para la salud de la madre y del bebé, la variedad infinita de manifestar y desarrollar el instinto maternal (no hay ninguna madre que actúe exactamente igual en relación a sus retoños), y todo lo científico relacionado con las hormonas y la fisiología del parto y de la maternidad.
Michel Odent, Casilda Rodrigañez, Jean Liedloff, David Chamberlain, Sue Gerhardt y todos los estudiosos del mundo materno de los últimos decenios que han revelado o descubierto la importancia del cuidado y la atención materna hacia el bebé, la importancia de la crianza con apego para la salud física, emocional, mental y fisiológica del bebé y de la madre y de la sociedad, en general, TODO ESTO y TODOS, que se vayan a la porra, que la señora en cuestión, que ondea con gran orgullo la bandera feminista, los ignora por completo y le importan un pepino.
La ciencia que se vaya a la basura, que ella sabe mejor, oiga. Cómo no, es que ni siquiera es madre. Como no, es que ni siquiera ha estudiado, aunque sea un cursillo de nada sobre maternidad o sobre biología humana o sobre puericultura, aunque sea una clase magistral o algo. No, su mundo es el del cine y no le interesa informarse en absoluto sobre otras cosas aunque se permite escribir sobre todo, desinformando o incluso dando información falsa y contraproducente a los desprevenidos.
Ella sabe mejor que todos porque ha visto a su abuela ejerciendo de matriarca y decidió que no le gustaba hacer esto, no le gusta ser mujer, no le gustan las cualidades femeninas, no le gusta la disponibilidad que suele ofrecer una madre por instinto a sus hijos en un entorno natural y sin presiones culturales y sociales para poder asegurarse de que criará seres humanos sanos y enteros de adultos.

Porque todas las madres del mundo mamífero así lo hacen, descuidan y no le dan ninguna atención a sus crías, las ignoran, y las tienen sólo porque no queda más remedio y, una vez nacidas, mejor que se enteren quién es la ama, que no se piensen que su madre es «su esclava» (modo irónico on).
Esta visión de la maternidad (y de ser mujer, en general) es tan cruel y tiene una mala baba tan increíble y es tan machista, que me pregunto cómo es posible que esta señora diga que «es feminista» y escriba en un periódico que dice que promueve valores «feministas».
Mmmm, ¿dónde está el feminismo aquí?? Porque incluso buscándolo con lupa no lo encuentro. Lo único que veo es machismo puro y duro, desprecio absoluto por los valores feministas y cualidades femeninas por antonomasia – paciencia, bondad, entrega, amor, cariño, equidad, justicia, trabajo y alegría, placer y optimismo, sentido común y sabiduría.
Sí, porque ser madre comprende todo lo enumerado. Ser madre no significa «sacrificarse» como nos lo presentan los machistas de turno, ser esclava de los hombres y hacer lo que ellos decidan y ser la madre perfecta según la imagen que ellos desean.
Ser madre significa ser LIBRE, elegir lo mejor para sí misma, y para los hijos, y para la familia. ELEGIR y NO JUZGAR a los demás por elegir a su vez lo mejor para sí mismos. La libertad supone admitir que los demás también tienen libertad.
Ser madre para mí ha supuesto aprender a ser mejor persona: a tener más paciencia, a saber poner límites a mi tiempo y disponibilidad, pero ser flexible a la vez, a entregarme sin reservas cuando mis hijos lo necesitaron, pero a saber buscar mi propio tiempo y espacio donde pueda recargar pilas y descansar para poder ofrecer lo mejor de mí, a cuidarlos y a cuidarme a mí misma para poder seguir cuidándolos, a amar sin reservas y de forma incondicional, a ser justa y a repartir de forma equitativa todo para todos, a disfrutar con mis hijos y a reírnos y a bromear y a desarrollar de forma sana el sentido del humor junto con el sentido común, a aprender a ser libre y a usar mi libre albedrío y mi derecho a ELEGIR, a cooperar y a negociar y a usar mi intuición de forma sabia.
Todo esto ha supuesto ser madre desde mi punto de vista y me ha empoderado tremendamente como mujer y como ciudadana porque ahora sé mejor qué quiero de mí misma y de la vida, me ha ayudado a desarrollar unas habilidades que ni sabía que tenía y que me ayudan diariamente en mis tareas, me ha abierto unos universos mentales insospechados para mí, me ha hecho más luchadora, más atractiva, más sana y alegre, más fuerte y más sabia. Y más libre, desde luego, pero también más responsable, y más consciente de mi poder, para bien o para mal.

Ser madre ayuda a desarrollar unas facetas que de otra forma se quedan en estado latente en todas las mujeres – con algunas excepciones. No quiero decir con ello que no ser madre es peor – antes de decidir tener hijos yo era una persona ya con muchas inquietudes de todo tipo,  con vida social y cultural – pero no puedo negar que después de parir he tenido que madurar por narices y he crecido como persona a dimensiones insospechadas. ¿Por qué? Pues, fácil, porque tener a tu cargo un bebé que ha salido de tus entrañas, tener la responsabilidad tremenda de criar y formar un ser humano desde todos los puntos de vista (salud, mente, cuerpo, intelecto, comportamiento etc.) TE CAMBIA, te empodera, te hace ser más consciente de la importancia de ser buena persona para poder ofrecer el mejor ejemplo. Porque los seres humanos, y los mamíferos en general, así crecemos y nos educamos, observando y copiando actitudes y comportamientos, imitando a los adultos de nuestro alrededor, asimilando e interiorizando lo que vemos, tal cual.
Por eso, por mucho que duela, siempre, SIEMPRE habrá una diferencia tremenda entre una mujer sin hijos y otra con. Y no digo que ninguna sea mejor, simplemente digo que una maternidad bien entendida y llevada siempre nos hará a algunas más pacientes, más sabias y más feministas en el sentido REAL de la definición.

Así que, niñas, por la Diosa, dejad de esperar peras de los olmos, de verdad.
Estos días he visto hermosas mujeres a mi alrededor que deseaban de corazón la cooperación entre todas, que desean que todos los feminismos puedan colaborar en armonía. Mi pregunta es: ¿todos los feminismos? Feminismo sólo hay uno, lo tengo claro, y es el de estas hermosas mujeres, porque lo de otras es machismo puro y duro disfrazado de «feminismo» de pacotilla.
El feminismo verdadero, real, apoya y defiende a las madres, a las mujeres, la maternidad con todo lo que ello conlleva – variedad incluída. El feminismo real reconoce la libertad de elección y no juzga a nadie. El feminismo de verdad acepta los valores femeninos como válidos y fuertes, admite que ser mujer es bonito, respeta el poder y la autoridad femenina, respeta la sabiduría y la lógica, la intuición y la razón, reconoce las propias limitaciones y los errores o los fallos, y sigue adelante aprendiendo de los errores e intentando superar los limites elegidos o aceptando los que no se pueden cambiar. El feminismo de verdad es HUMANO y AMOROSO.
No vale la pena volverse muy loco con los machistas patriarcales, no suelen ser famosos por su comprensión, cariño, flexibilidad, tolerancia, sentido común, respeto, inteligencia y sabiduría. Niegan hasta la evidencia y son cabezotas hasta lo irracional (de otra forma no me explico ni las afirmaciones absurdas e insultantes de la impresentable que nos preocupa estos días, ni las de sus amigos, igual de absurdas e insultantes).

Lo dicho, no hay que buscar feminismos donde no los hay. En algunos sitios se presume de ello, pero es fachada. Si rascas un poco te encuentras el machismo más rancio posible, el que no respeta lo «diferente», el que ordena y manda cómo debemos ser la madres, las mujeres, las feministas, los niños, las lactancias y lo demás. Porque para ellos seguimos siendo objetos y debemos obedecer para tener la imagen y semejanza de sus cabezas cuadradas y mentes cerradas.
No, ninguno es feminista. Ni es experto, ni es madre. No tienen ni la más remota idea, ni les interesa documentarse o informarse, pero se permiten juzgar, insultar, hacer pública su ignorancia y soberbia, sin responsabilidad alguna, con una falta de ética y profesionalidad patente.

¿Inspirar o juzgar?

Acabo de ver un video bastante inquietante, grabado a escondidas, de una mujer que está en una sala de espera de alguna institución junto a un niño – no sabemos qué grado de parentesco hay, si es que hay, entre ellos – que tiene un comportamiento agresivo hacia ella y manifiesta el deseo de huir del espacio respectivo continuamente; ella lo agarra y lo devuelve al sitio de espera cada vez. El niño le pega cada vez que puede, ella lo evita y lo inmoviliza sin más.

La difusión de este video ha sido bastante amplia en las redes sociales, en concreto en FB.
Sinceramente no entiendo por qué. Me parece una pésima idea difundir este video.
Me explico.

Si queremos cambiar algo en este mundo, seamos nosotros modelos de lo que queremos enseñar, inspiremos con nuestras mejores ideas y actitudes, con videos o materiales propios si acaso, no difundamos lo que no nos gusta, sino lo que sí, nos gusta.

Además de no inspirar positivamente a nadie, este video no ofrece explicaciones de ningún tipo, no sabemos qué ocurre allí, quiénes son las personas, ni estamos seguros de su relación de familia.
Tampoco ofrece una solución para situaciones de este tipo.
Encima tampoco me parece que tiene mucho que ver con la educación en sí.
No beneficia ni a los implicados, ni a los que lo hemos visto.
Además parece poco ético difundir un video grabado sin consentimiento de los implicados.
Lo único que parece que inspira este video es a juzgar a los implicados y a cotillear sobre su comportamiento; vamos, alentando más bien la perdida de tiempo del público que comenta y opina alegremente sin tener más información que aquellas imágenes.
Mis preguntas son: ¿hay algo constructivo en esto? ¿a quién y de qué manera ayuda?

Si las personas que publican estas cosas se dedicaran a publicar contenidos más inspiradores o de fabricación propia, el mundo cambiaría más rápido y de forma más eficiente y amorosa, la verdad.
Dejemos de hacer publicidad a materiales de una calidad u origen dudosos.
Usemos nuestra creatividad para construir nuestros propios materiales inspiradores, sean fotos, videos, artículos, frases, canciones, poemas…
Creemos nosotros tendencias de educación respetuosa y positiva.

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P.S. Consciente de ello, ilustro mi entrada con una foto que me parece mucho más inspiradora que la imagen de aquel video para cualquier familia que quiere educar de forma respetuosa.

Unschooling (II)

El unschooling es aprendizaje constante auto-dirigido copiando, analizando, observando, sacando conclusiones y adquiriendo conocimientos del entorno en el que vivimos. Se considera que es una manera no formal de aprender – por lo tanto hay muchísima gente que la desprecia – pero en realidad es la manera más exhaustiva y seria de aprender que hay en este mundo. 

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Nos cuesta a todos llegar a ser conscientes de ello porque se nos bombardea constantemente con que el «único modelo que vale» es el escolar y hasta hace unos años yo pensaba lo mismo.

Ahora he llegado a la conclusión que el aprendizaje más riguroso y responsable que podemos adquirir es a través del unschooling, a través de nuestros propios intereses y talentos.

¿Qué podemos hacer como padres?

1. Primero pensar en cómo aprendemos de verdad nosotros. Por dar un ejemplo fácil, pero muy común: ¿cómo aprendo yo una receta de cocina? Normalmente elijo la receta, la leo y visualizo todo lo que hay que hacer. Luego simplemente preparo todo lo que necesito y la hago. Es decir, no memorizo palabra por palabra la receta, ni me pongo a aprender de memoria algo que no me interesa; la leo, la visualizo y luego actúo. Es la motivación intrínseca y la acción lo que nos conduce al aprendizaje. ¿Qué ocurre después de hacer el plato que me interesaba? Que al interesarme y al actuar ya la recuerdo para la próxima vez bastante bien – aunque todavía me ayude con el libro si no recuerdo bien todos los detalles – y, después de hacerla varias veces, ya me la sé NO DE MEMORIA, sino porque la tengo asimilada dentro de mí de forma visual, lógica, espacial y motriz. Todo el aprendizaje riguroso y duradero tiene lugar de esta forma; por repetición, sí, pero no una repetición mecánica y pasiva, sin sentido y sin lógica desde nuestro punto de vista, sin acción y sin ver de forma práctica qué hay que asimilar. La repetición es activa, el proceso tiene una pauta lógica, tiene sentido y motivación y en su desarrollo están implicados a veces todos nuestros sentidos: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. 

Hay que recordar eso también en otros ámbitos: por ejemplo, geografía, donde no aprendemos de verdad sin ver algunos de los lugares, sin ubicarlos en el espacio y sin viajar, en realidad; o historia, donde aprendemos hechos, acciones a los que igualmente necesitamos visualizar y contextualizar – intentar memorizar fechas y eventos no lleva a nada – lo mejor para aprender historia es leer novelas históricas o ver documentales y películas relacionadas.

2. Segundo, una vez que hayamos concienciado cómo aprendemos, hacer un paso más y darnos cuenta de que los niños aprenden de verdad de la misma forma cualquier cosa, se trate de conocimientos académicos o de adquirir una habilidad. Es importante entender el proceso de aprendizaje ya que nos será más fácil crear entornos, espacios y momentos, para que nuestros hijos asimilen de forma rigurosa y duradera los conocimientos necesarios.

3. Tercero, sabiendo todo esto, apoyar el aprendizaje auto-dirigido en la medida de lo posible rodeando al niño con estímulos intelectuales y emocionales de calidad, teniendo paciencia con su proceso de búsqueda y de asimilación y acompañándolo en todo momento si es necesario y es posible. Quien pueda educar en casa y prescindir de la escuela, que lo haga sin lugar a dudas; quien no, por lo menos que tenga claro que la educación que su hijo recibirá en casa (por las tardes, los fines de semana, las vacaciones) es la que más vale para su desarrollo como ser humano – los padres que presten atención a los ratos que pasan junto a sus hijos y que les rodeen de estímulos y cariño, que tengan paciencia con ellos y no permitan que la rutina escolar invada estos ratos familiares.  Los niños necesitan la presencia de adultos en su vida, lo que no necesitan es que se les atosigue y dirija imponiéndoles conocimientos no solicitados. Asimismo entender que el aprendizaje comienza desde dentro del niño y de sus motivaciones hace que no forcemos el proceso intentando adelantar etapas o meter con calzador conocimientos supuestamente «adecuados para cierta edad». Los conocimientos sólo son adecuados si uno está preparado para comprenderlos y asimilarlos, si tiene suficiente madurez emocional e intelectual para ellos. Eso es algo que no se puede controlar desde fuera, es como cuando aprendemos a caminar de bebés: sólo caminamos cuando estamos preparados física y mentalmente, no cuando nos lo dicen los adultos que nos cuidan.

«Explora, sueña, descubre» decía Mark Twain. Efectivamente de esto se trata en el unschooling, en el aprendizaje real, y los padres somos acompañantes de nuestros niños este precioso viaje que es su educación a través del auto-aprendizaje porque la curiosidad nos lleva a nuevos caminos sin necesidad de que alguien nos los enseñe; sólo hace falta que nos acompañen en estos nuevos caminos elegidos por nosotros. 

Mi vida, mi trabajo y mis amigos

Pensando en estos malos rollos de algunas madres o mujeres que, bien por pura envidia o por  impotencia, critican a otras porque cobran por ofrecer servicios profesionales resultados de su sabiduría, aprendizaje, búsqueda y recopilación.

A mí me queda tan claro, TAAAAAAN CLAAAARO, que mis hijos y yo debemos comer y cobijarnos que ni me planteo perder el tiempo en discutir, comentar o siquiera leer sus artículos o invectivas acerca de mi opción de trabajo.
Es un trabajo digno y me permite pagar luz, gas, agua, comunidad, alquiler, teléfono/Internet, medicamentos y consultas médicas, gasolina, billetes de tren, actividades extraescolares y cursos, comida, ropa, material escolar.
Por desgracia, en las áreas arriba mencionadas nadie o pocos me regalan algo. Si todavía hay gente dispuesta a regalarme algún taller, alguna ropa, algo de comer y algo de material escolar, en las demás resulta que las cosas están como «nanay, de gratis nada». Así que no me queda otra opción obviamente.

El tema es que yo no obligo a nadie a hacer lo que hago yo, pero pretendo que nadie me obligue a mí a hacer lo que hacen ellos, véase regalar mis servicios de forma habitual. Ya lo hice durante muchos años y no me arrepiento de nada (de hecho, en algunas ocasiones lo sigo haciendo), pero si ahora toca cobrar por ello porque lo necesito, pues es lo que hay.
Yo no critico a nadie por regalar o por cobrar, ni quiero que lo hagan así o asá; por eso no pierdo nunca jamás el tiempo en leer los posts criticones, las burlas o los insultos velados, las bromas pesadas o ataques directos; de hecho, en la mayoría de los casos me entero después de haber ocurrido porque no tengo tiempo para mirar todo esto.
En los casos en los que me entero me pongo el sombrero y me voy. Prefiero usar mi energía en ayudar a los demás y a mí misma. Las únicas críticas que acepto son las de mis clientes evidentemente, porque me ayudan a mejorar como profesional, pero esto es algo entre ellos y yo, nadie más entra en esta relación.

Nadie está obligado ni a seguirme, ni a hacerme la ola, y mi blog es como mi casa: lugar de descanso, ocio, trabajo, encuentros amistosos o laborales – recibo con mucho gusto a todos los que se sienten bien conmigo y desean pasarlo bien en mi compañía, de los demás me alejo irremediablemente.
Así que los que me critican o se burlan de mi trabajo y de mi opción que sepan que no son mis amigos, ni están bienvenidos en mi casa o en mi blog; el universo e Internet son grandes, podemos sobrevivir todos sin tropezarnos e ignorándonos amablemente, no perderé el tiempo ni en perseguirlos, ni en vengarme, ni en hablar siquiera de ellos – nunca lo he hecho y no empezaré a hacerlo ahora, a estas altura de la vida.

En tu vida gente que te quiera
Mis amigos me conocen, saben que aguanto carros y carretones, pero nunca jamás voy a ser amiga de alguien que critica o se burla de mi manera de ganarme la vida, de algo en lo que ellos ni entran, ni salen, es un trabajo digno, limpio y sincero, y me permite vivir de la misma forma.
Lo digo para que lo sepan :-), hay gente que me ha preguntado por qué he dejado de verme o de hablar con tal y cual… pues mira, por eso, nada más.

Les deseo a todos felices vidas, prosperidad y salud, y que tengan la fuerza y el valor de perseguir vuestros sueños, no de intentar echar abajo los sueños de otros ❤ .

Unschooling (I)

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A raíz de un material sobre unschooling que preparé para Pedagogía Blanca me quedé dándole vueltas de nuevo a nuestra experiencia de educar en casa a nuestros hijos.

Sí, nosotros – sin saberlo en aquel entonces – hemos utilizado esta manera informal de educarunschooling se traduce literalmente por «desescolarizar», pero los anglosajones lo usan para describir la manera de aprender/enseñar no escolar, no dirigida, no impuesta desde fuera por los adultos, lo que podríamos llamar auto-aprendizaje o aprendizaje auto-dirigido.

Visto lo visto, sin quererlo, todos practicamos aunque sea durante 5 minutos al día, el unschooling. Evidentemente, el efecto positivo sobre el desarrollo intelectual del niño es mayor cuánto más tiempo lo practicamos, pero incluso estos 5 minutos diarios son importantes en algunos casos. Es decir, todas las familias acompañamos a nuestros hijos en su proceso de auto-aprendizaje. Mucha gente no entiende el término, me preguntan, «¿Cómo, auto-aprendizaje? Los niños no aprenden solos, si los dejas no aprenden nada.»

Pues sí, sí que aprenden solos. ¿En qué sentido? Bueno, resulta que todos los mamíferos nacemos con el cerebro programado para aprender, adquirir conocimientos, copiar comportamientos y actitudes, crear y seguir pautas lógicas, todos los mamíferos, absolutamente todos – es lo que se llama curiosidad y es uno de los motores más potentes de nuestro aprendizaje junto con la necesidad. Sin embargo lo que aprendamos y copiemos depende del entorno y de los comportamientos y actitudes de los que nos rodean. Es como si fuésemos unas hojas blancas absorbentes y de gran calidad que luego se van coloreando solas con las tintas que encuentran por allí; para que el dibujo resulte bonito las tintas y los colores que haya alrededor también tienen que ser de buena calidad y en el mejor equilibrio posible.

Eso es lo que muchos padres no acaban de entender sobre la naturaleza del aprendizaje aunque ellos mismos lo viven y lo han vivido de niños: el aprendizaje verdadero y duradero realmente siempre es auto-dirigido. ¿Cuantas veces nos ha pasado que hemos intentado aprender algo impuesto desde fuera, sin motivación intrínseca, y no lo hemos logrado? O, si lo hemos logrado fue sólo durante un corto período de nuestra vida infantil y ahora está enterrado en el olvido?
Toda la enseñanza que nos viene impuesta desde fuera y no sale de nuestros intereses no se transforma en aprendizaje. Por lo tanto el método escolar está casi siempre condenado al fracaso – de hecho, esto es lo que ocurre desde que existe el sistema escolar, pero ahora se nota mucho más – y de ahí que lo que se enseña en las escuelas poco nos sirve como aprendizaje, entre otras cosas porque no lo hemos dirigido nosotros. Es como si tuviésemos que aprender a conducir viendo a otros conduciendo nuestro coche. Es imposible. El coche debemos conducirlo sólo nosotros; de la misma forma nuestro aprendizaje debemos dirigirlo sólo nosotros mismos, no otros.

Y cuando hablamos de unschooling a eso nos referimos, a que aprendemos así como lo tenemos escrito en los genes, no como se nos impone desde un sistema ajeno a nosotros. Es decir, si la curiosidad y la necesidad nos empujan a buscar nuevos caminos, lo primordial es seguirlos, no caminar sobre caminos ya conocidos impuestos por los adultos porque, en este caso, la motivación es nula al no tratarse de una elección propia.

En el unschooling lo más importante es la familia y la comunidad más cercana en la que vive el niño.

En otro post seguiremos hablando del unschooling y de qué se puede hacer como padres para fomentarlo.

GOBERNADOS POR PSICÓPATAS

Acabo de leer esta entrada en un blog que no conocía:

GOBERNADOS POR PSICÓPATAS.

Recomiendo encarecidamente su lectura – no es larga – y de nuevo una reflexión acerca de la educación que les damos a nuestros hijos. Es precisamente para evitar lo que describe el artículo que nosotros decidimos educar en casa. Ojalá más padres lleguen a tener consciencia del peligro que supone dejar la educación de sus hijos en manos de terceros.